miércoles, 16 de noviembre de 2011

Platón, Diógenes y Thomas Rivera Schatz

Platón proponía, como modelo ideal para la gobernanza de cualquier Estado, que sus riendas estuvieran a cargo de los filósofos. Y Diógenes el Ingenuo (el cognomento es mío) salió a plena luz del día a una plaza de Atenas con una lámpara encendida a buscar un hombre honrado. Pues oyendo ayer la reacción del presidente del Senado al veredicto condenatorio contra el alcalde de Vega Baja por varios cargos de corrupción gubernamental, los recordé a ambos. Porque Rivera Schatz, con aire de filósofo, insistía en que el jurado había condenado injustamente a un hombre inocente  —con lo que él quería decir a «un hombre honrado»— y el alcalde Edgar Santana repetía su línea de «caso fabricado».
Pensé entonces que si los puertorriqueños exigiéramos como requisito para gobernar que sus funcionarios fueran filósofos, tendríamos a la Universidad de Puerto Rico otorgando grados honorarios de Filosofía a los Luises Fortuño, los Rivera Schatz, las J. Gos. y a las Melindas Romero de la vida. ¡Y nos chavaríamos igual!

sábado, 12 de noviembre de 2011

Y dios le habló así a Caín, digo, a Cain

Cada vez que oigo a una persona decir que escuchó la voz de Dios decirle que hiciera determinada cosa, creo que ha perdido la razón (si alguna vez la tuvo). Es lo que me ha pasado al leer que Herman Cain, el aspirante a candidato presidencial por el Partido Republicano, ha dicho que decidió postularse porque Dios lo convenció de que lo hiciera. Dijo —comparándose con Moisés—, que después de mucho orar y orar, Dios le reveló que eso era lo que él (Cain) debía hacer. Y que a esto él le respondió: «Señor, has escogido al hombre equivocado. ¿Estás seguro?» (You’ve got the wrong man, Lord. Are you sure?). Esta «revelación divina» le llegó luego de dos semanas de estarse defendiendo de alegaciones de hostigamiento sexual, a las que se han añadido ahora las de cuatro mujeres que lo acusan de lo mismo, por hechos ocurridos hace diez años cuando él presidía la Asociación Nacional de Restaurantes.
Es evidente que al dios imaginario de Cain no le importa que los candidatos a presidente de Estados Unidos tengan tacha —tacha moral, sobre todo— o que anden divulgando por ahí lo que, de seguro, debió ser una conversación privada entre creador y criatura. Pero nada nos extrañe; eso ocurre cuando el hombre hace a dios a su imagen y semejanza, justamente lo que Cain ha hecho. Aun así, en su viaje de esquizofrenia, Cain comprendió la equivocación de su dios porque le alcanzó la razón para decirle: «Has escogido al hombre equivocado». Lo lamentable es que siempre habrá alguna gente, sin esa clarividencia, que votará por él.