martes, 1 de septiembre de 2020

La presidencia de la CEE: ¿a la tercera la vencida?

 Por: Hiram Sánchez Martínez

El Nuevo Día, 1 de septiembre de 2020, versión digital:

https://www.elnuevodia.com/opinion/punto-de-vista/la-presidencia-de-la-cee-a-la-tercera-la-vencida/

 

Estoy a punto de perder la cuenta del número de querellas de destitución por negligencia e ineptitud que se han presentado contra el presidente de la Comisión Estatal de Elecciones, Juan Ernesto Dávila Rivera. Sabemos que el Tribunal Supremo ya designó el panel de jueces de apelaciones para atenderlas, y que es de suponer que habrán de adjudicarlas en breve plazo, pues el tiempo apremia y la Comisión continúa ardiendo y echando humo. Y el país en ascuas.

No quiero entrar en el debate de si el fracaso del actual presidente de la Comisión se debe a la implementación de un nuevo Código Electoral —algo que otros más ilustrados que yo en temas electorales han estado discutiendo—, sino en la simple opinión de quién mira con asombro cómo se viene abajo una de las instituciones más prestigiosas de Puerto Rico y se pone en riesgo la celebración ordenada de las próximas elecciones generales.

El nuevo Código Electoral de 2020 requiere que el presidente de la Comisión sea un juez en funciones. Reconozco el apego que muchos tienen a la idea de que si se es juez es más probable que quien ocupe el cargo no tema quedar desempleado al cabo de su presidencia y que aproveche sus años de experiencia en neutralidad desde el estrado —la de resolver controversias entre partes muy disímiles a base estrictamente de los hechos y el derecho aplicable, y no de consideraciones extrañas (como la afiliación partidista de alguna de las partes, por ejemplo)—, porque realmente no hay un elemento “mágico” en eso de ser juez. Reconozco que hay otras profesiones capaces de aportar hombres y mujeres capacitados, honrados y virtuosos que podrían desempeñarse con la misma eficacia de objetividad que los jueces en el manejo de los asuntos electorales de la Comisión.

Hasta el cuatrienio pasado, los jueces nombrados a la presidencia de la Comisión descargaron competentemente sus cargos. Ahí están los nombres de Héctor Conty, Aurelio Gracia, Ramón “Raymond” Gómez y Juan R. Melecio. Tanto es así que se menciona la posibilidad de enmendar el Código Electoral para que el presidente pueda ser exjuez, y así poder convencer al exjuez Conty para que regrese a la Comisión como un sacrificio patriótico. Y lo digo porque en este cuatrienio ya se han nombrado dos jueces en propiedad para el cargo y ninguno ha dado pie con bola. El primero, el juez Rafael Ramos Sáenz, fue sorprendido, siendo juez, participando en un chat político que le costó ambos cargos. Fue acusado por diecinueve infracciones a la ley y sentenciado a seis años de cárcel en probatoria.

En cuanto al segundo, el juez Dávila, no se supone que, de haber sido bien hecho, su nombramiento hubiese sido el fiasco que ha resultado ser. Aunque la ley requiere que el presidente de la Comisión sea juez, se nombró a uno que no lo era, que nunca lo había sido. Sus nombramientos de juez y de presidente fueron hechos simultáneamente, solo para cumplir “en el papel” el requisito para un cargo que no cualificaba. Además, el Código Electoral requiere que el presidente sea “de reconocida capacidad profesional” y hoy hemos descubierto su incapacidad declarada por el propio Tribunal Supremo en su reciente opinión sobre las pasadas primarias. Peor aún, la ley requiere que el presidente tenga “conocimiento en los asuntos de naturaleza electoral”, y está fuera de discusión que de eso es lo menos que sabe, según opinión de los que sí saben.

Considero que es hora de sustituir al actual presidente; y que si no se va, hay que “irlo”. Deberíamos enmendar la ley y traer a un funcionario de comprobada competencia. No creo que sea conveniente para el país esa fijación con la idea de que la presidencia de la Comisión deba recaer siempre en un juez en funciones. Estaríamos apostando a aquello de que “a la tercera va la vencida”. ¿Y si nos equivocamos de nuevo?

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