jueves, 21 de abril de 2011

El lavatorio del humilde

Hoy es Jueves Santo y por televisión se muestra un ritual antiquísimo: a Benedicto XVI enjugando el agua vertida previamente sobre los pies de doce hombres sentados junto al altar mayor, y luego besándoselos. Para no entrar en una porfía con los que no creen en el origen, permanencia y necesidad del rito, bastará decir que es un gesto simbólico de humildad en recordación de lo que hizo Jesús en la última cena pascual. Y alrededor del mundo los demás obispos, presbíteros y diáconos emulan esta seña de sumisión para que no se olvide que mejor que ser servido es servir. Parte trascendental de la doctrina cristiana, ¿no?
Pues, ojalá el gobernador Fortuño «coja escuela» y aproveche este ejemplo de humildad y, en espíritu de obediencia cristiana a la voluntad del pueblo, realice su propio lavatorio. Me lo imagino rodilla en tierra —entre Rivera Shatz a un lado, quien le sostiene la palangana, y Jennifer González, al otro, que le sujeta una toalla azul y blanca—, vertiéndole agua en los pies a Alexis Massol (de Casa Pueblo), a Papo Christian (del Residencial Manuel A. Pérez), a Jorge Oyola (líder de la Comunidad Especial Los Filtros), a Arturo Ríos (líder estudiantil en huelga de la UPR), al congresista Luis Gutiérrez y a otros siete (ponga usted los nombres). En el primer banco del templo me imagino sentados al Súper de la Policía, al coronel Sergio Rubín y a una escuadra de la Fuerza de Choque, quienes se han pasado toda la tarde ensayando sus papeles de soldadesca romana para la procesión de mañana, Viernes Santo.
Me levantaré del banco y me iré antes de que se me ocurra imaginarme al Gobernador besándole los pies a Luis Gutiérrez.

1 comentario:

  1. Hiram:

    Yo me conformaría con que dejara de estar tapando a los curas pederastas en todo el mundo...

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