Sesenta y cinco asesinatos en diecisiete días de lo que va del año, y el Súper de la Policía dijo ayer que, aun así, esta cifra es menor que la correspondiente a esta misma fecha del año pasado. Esta vez no le tembló la voz ni la quijada como suele suceder cuando habla de los estudiantes universitarios en huelga. Sí tenía la mirada de un arriero acorralado. Pero José Figueroa Sancha dijo más, dijo que hay una merma en los delitos de robo, violación, agresión agravada, escalamiento, apropiación ilegal y hurto de automóviles. Sería por eso que yo dormí tan plácidamente anoche. De hecho, soñé que el gobernador se había ido para España a buscar inversionistas para Puerto Rico ante este escenario de sana convivencia.
Para acoger noticias tan alentadoras como las de ayer, el gobernador debería ordenar que se le añada media medida a las astas de las banderas del país. De manera que, cuando la noticia sea infausta, él pueda ordenar que las banderas del país se arríen a media asta —como lo hizo estos días cuando murió Johnny, «El men»— y que cuando las noticias sean tan positivas como las del Súper —¡solo cuatro asesinatos al día!—, el gobernador pueda ordenar que ondeen a asta y media.
En fin, que Figueroa Sancha ha estado grande con nosotros y estamos alegres.
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