martes, 28 de junio de 2011

De solo golpear el suelo

Esta mañana escuché a Inés Quiles decir, en su programa de radio, que ella creía en el sistema político del partido único de Cuba —se refiere al Partido Comunista Cubano— que ha producido una sociedad muy progresista. Al punto de que Cuba exporta médicos a otros países y en donde, de solo golpear el suelo, salen artistas por montones. Bueno, lo que pasa es que para la situación social, política y económica de Cuba hay dos versiones: la versión oficial, que está a la venta desde los estrados ejecutivos, legislativos, judiciales y militares, y la versión de la calle, que es la que vive a diario la gente común y corriente que no posee cargos y empleos gubernamentales. Inés Quiles se ha decantado, evidentemente, por la oficial.
Esos médicos «exportados» a Venezuela, por decir un país, van por dos años «de misiones» como si fueran mormones, católicos o evangélicos. Por esa misión, les pagan doscientos pesos cubanos «convertibles», no a ellos, sino a una cuenta bancaria en Cuba que no podrán tocar mientras dure la misión, y tan solo si regresan a la isla. Y, claro, si la misión se extiende por seis meses, el papel de consentimiento «voluntario» vendrá completado en todas sus partes listo para la firma. El médico cubano que en el ejercicio de su derecho natural de emigrar a otro país —reconocido, además, por la Declaración Universal de los Derechos del Ser Humano— decida quedarse en un tercer país que lo acoja, será castigado por el gobierno cubano con la separación de sus hijos, esposa y parientes, pues no le permitirán reunirse en el exilio. Peor, serán marcados por el desprecio que se les tiene a los «contrarrevolucionarios», a los «gusanos» de «Mayami», a pesar de que su única falta es estar emparentados con una persona que quiso mejorar sus condiciones de vida. Lo mismo que hacen todos los días los médicos puertorriqueños que se van a vivir y trabajar a Estados Unidos.
Porque ¿sabe qué, doña Inés? Si usted o yo decidimos ahora mismo comprar un pasaje e irnos a vivir a un país que nos acoja, ni el presidente de Estados Unidos ni el gobernador de Puerto Rico nos lo pueden impedir. Y podríamos regresar cuando nos diera la gana. Este derecho, querida profesora, no lo puede ejercer ningún ciudadano cubano sin antes pasar por el escrutinio discriminatorio del aparato ideológico del Estado, de si se está «de buenas» con el régimen o no. Hay una excepción, usted dirá, y es que los puertorriqueños no podemos viajar libremente a Cuba. En eso tendría razón, pues las leyes del Congreso de EE.UU. que se nos imponen, no nos lo permiten. Y yo, que quisiera visitar Cuba porque sí, me siento particularmente oprimido por esa ley norteamericana que coarta mi derecho de viajar a ese lugar que, junto al ala de Puerto Rico, es de un pájaro «la otra ala». Y porque padezco tal opresión en un rincón de mi atesorada libertad personal, es que entiendo perfectamente cómo se sienten los cubanos de Cuba que, distinto a usted, no creen en el partido único, los que no pueden expresar su opinión discrepante ni ejercer su derecho de viajar libremente, los que no pueden formar otros partidos que reten las visiones anacrónicas de una ideología fracasada.
El derecho al respeto de la dignidad del ser humano, que le sirve de referente a todos los demás derechos, incluyendo el de expresar libremente lo que se piensa, no debe entregársele a ningún régimen político, ni siquiera a cambio de todos los artistas del mundo que salgan de solo golpear el suelo.

4 comentarios:

  1. Hiram:

    Valoro tanto como tú los derechos humanos y las libertades civiles. Me parece lamentable que en Cuba no se disfruten a plenitud, aunque creo que no hay país alguno en el cual haya total libertad. Es cuestión de grados, por lo que no debemos ser ingenuos o ilusos. Hay muchas formas de coartar la libertad sin violencia, dando la impresión de que se actúa con civilidad.

    Por otro lado, no debes dar la impresión de que la única cortapisa que padecemos en Puerto Rico es la de no poder viajar a Cuba libremente. Sabes de sobra que la colonia es mucho más que eso. Lo que pasa es que los americanos son maestros del disimulo, y han hecho creer que su país es el más libre del mundo. Te invito a examinar la "Patriot Act", para que veas, en un solo ejemplo, un estado policiaco y totalitario encubierto. La libertad en este sistema tiene mucho de apariencia, pues, a la menor disidencia, se activan mecanismos de discrimen y represión -- algunos muy sutiles -- que inciden en nuestras preciadas libertades.

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  2. Una cosa a la vez. Si Inés Quiles hubiera dicho que en Puerto Rico se permite el ejercicio de los derechos civiles a plenitud y que gozamos de perfecta libertad, habría tronado igualmente contra esa gran mentira. Pero su comentario no juzgaba el sistema democrático y capitalista nuestro, sino el cubano. Los que como tú y yo valoramos los derechos humanos no podemos caer en la trampa de las simpatías y decir: «Cualquier enemigo de mi enemigo es mi amigo», porque eso no es cierto. Si una persona acusa a otra de infringir una ley, la defensa no debe ser: «Pero tú también la infringiste», pues la suma de ambas cosas negativas no producen algo positivo. La entrada de hoy se refiere únicamente a mi sentir con respecto al panegírico del régimen castrista que hizo Inés Quiles, algo que no puedo dejar de hacer solo por que yo piense que el gobierno norteamericano no es, hoy día, el mejor ejemplo en cuanto al respeto de los derechos y la dignidad del ser humano y que persigue y oprime, por ejemplo, al independentismo puertorriqueño. Lo esencial es que a mí las dictaduras y los dictadores me resultan repulsivos, sean estos de derecha, de izquierda, de fanáticos religiosos, de los de arriba o de los de abajo.

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  3. Hiram:

    No se trata de simpatizar con algunas dictaduras y otras no, sino de reconocer que los regímenes que no son lacayos de los americanos, si se apendejan, se joden, como le pasó a Allende y a Bosch, por solo mencionar dos ejemplos. Algunas de esas personas que se cantan muy demócratas y defensores de los derechos humanos son «malinchitas» que le hacen el caldo gordo a los yanquis para que vuelvan a dominar en esos países. A Cuba se le juzga con una vara muy distinta de la que se le aplica a los demás países. ¿Qué fuerza moral tienen los americanos para reclamarle? No es, como dices, «hoy día» que Estados Unidos no es el mejor ejemplo, sino que nunca lo ha sido. Te refiero a mi artículo «El mito americano: libertad y derechos humanos en Estados Unidos de América», publicado en la Revista del Colegio de Abogados de Puerto Rico, vol. 63, núm. 1, enero-marzo de 2002, para una síntesis de la verdadera historia de ese país.

    En lo que a nosotros corresonde, baste señalar el atropello de estos días a la exProcuradora de las Personas de Edad Avanzada, para que se vea el grado de fascismo al que hemos llegado. Así que no nos rasguemos tanto las vestiduras por la dictadura en Cuba...

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  4. Este es el último comentario que haré a esta entrada. Un debate oral ante una audiencia sin prejuicios sería lo ideal, pero sé que en este momento eso no es posible. Me limitaré a decir que esta entrada de mi blog es sobre Cuba, no sobre Estados Unidos. Y sobre Estados Unidos no podríamos debatir porque creo que tú y yo pensamos más o menos lo mismo.

    Si yo fuera cubano residiendo en Cuba no podría tener un blog para expresar estas ideas. Ya el gobierno lo habría censurado y bloqueado, ya los agentes de seguridad me habrían visitado para intimidarme y decirme que soy un agente contrarrevolucionario. Las mismas tácticas que utiliza Homeland Security para amedrentar a los ciudadanos estadounidenses que discrepan de las políticas de su gobierno. Porque cada uno de los regímenes coartan los derechos civiles de sus habitantes a su modo. La conducta de ambos países es repudiable y debe ser combatida por los espíritus libres.

    A la pregunta: «¿Qué fuerza moral tienen los americanos para reclamarle [a Cuba]?», la respuesta es sencilla: ninguna. Mas si la pregunta fuera que qué fuerza moral tienen los amantes de la libertad para criticar la infracción de los derechos civiles en Cuba, la respuesta sería aun más sencilla: toda. Quiero para los hombres y mujeres del mundo lo mismo que para mí: el respeto a la dignidad del ser humano. Y que ningún régimen diga que puede violar los derechos civiles de sus ciudadanos para no lucir «apendejado» ante Estados Unidos. Si el bloqueo económico a Cuba es malo, peor es el bloqueo de Cuba a los derechos civiles de sus ciudadanos.

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