domingo, 31 de julio de 2011

La contestación a la carta (Cuento)


[Cuento]  
A José Luis González

La madre enferma nunca supo de la carta que su hijo le envió para contarle de su historia de éxito en la capital. Aquella carta que comenzaba con «Qerida bieja», que relataba cómo en seguida que llegó se consiguió un trabajo de ocho dólares semanales, salario que le supondría vivir mejor que el administrador de la central, y que le permitiría «mandale» la ropa que le había prometido, pero que no le enviaba en ese momento porque quería buscarla «en una de las tiendas mejores», que contenía la despedida de «Su ijo que la qiere y le pide la bendision, Juan». La misma carta que para él poder despacharla tuvo que apostarse a la entrada del correo y fingir que era manco, hasta que pudo reunir los cuatro centavos del sobre y el franqueo. Cuando la carta llegó a su destino, la hermana de Juan, que vivía con la «qerida bieja» analfabeta, al ver el nombre del remitente, la interceptó y se ocultó para leerla.
Esa misma noche, esperó que su madre se quedara dormida y la contestó:

«Yauco, P.R.
14 de malzo de 1947
No mui qerido Juan:

La beldá es que ai que tenel güevos para atrebelte a escribile a mai esa ensalta de embustes, como si no te conosieranos. Y pol si no lo sabes, yo misma me e encalgado de disile a tu hija como eres rrealmente.

Con 12 años ya cumplidos, no podíanos ocultale a ella pol más tiempo la beldá, pues si no se la disía yo, se la ubieran dicho en la calle. Ese fué un dia terrible, tenele que disil a tu hija que matastes a puñalás a su mai, mientras ella la tenía en sus brasos. No fue fasil. Aprobeché para contale de las pelas que le dabas a su mai y del abolto que le causates, de lo que tubo que incubrilte con la esplicasion a la policía de que se había cáido por la escalera de la cosina, cuando to el barrio sabe lo que en beldá pasó.
Y ni se te ocurra volvel a Yauco porque la policía todabía te está buscando como aguja. Aqí vienen de ves en cuando a preguntal pol ti, qe si sabemos aonde tu estas, qe si nos escribes. Pero ya me jarté de tapalte. En mi otra carta te dije que no le escribieras más a mai, que ya le abianos dicho que a ti te abían matao en un asalto por ayá. Ella no merese sufrir mas por ti. Pero veo que no siges consejos. Mañana mesmo boi al cualtel de la policía y le entrego tu carta al rretén, pa que no jodas mas. 
Tu helmana que te quiere bien… lejos,
Domitila (Tila)
P.D. Pelmita Dios que termines mendigando en las calles de San Juan.»


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